sexta-feira, 31 de agosto de 2012

Edital


Caros,



gostaria de convidá-los para o Seminário "O Novo Constitucionalismo Latino

Americano". O evento será realizado na PUC-Rio no dia 20 de setembro. Entre

os palestrantes confirmados já estão o Professor Hector Moncayo (Instituto

Latino Americano de Serviços Sociais Alternativos - ISLA), o professor

Fernando Dantas (PUC-PR) e o professor Fábio de Oliveira (UFRJ).



Durante o período da tarde, teremos a apresentação de trabalhos, para tanto

segue o edital.



Pedimos também para que divulguem em suas listas.



Muito obrigado.



Professor José Ribas Vieira



quarta-feira, 29 de agosto de 2012

Boaventura

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EL MUNDO › OPINION



Las últimas trincheras





Por Boaventura de Sousa Santos *



¿Quién podría haber imaginado hace unos años que partidos y gobiernos considerados progresistas o de izquierda abandonarían la defensa de los derechos humanos más básicos, por ejemplo el derecho a la vida, al trabajo y a la libertad de expresión y de asociación, en nombre de los imperativos del “desarrollo”? ¿Acaso no fue a través de la defensa de esos derechos que consiguieron el apoyo popular y llegaron al poder? ¿Qué ocurre para que el poder, una vez conquistado, vire tan fácil y violentamente en contra de quienes lucharon por encumbrar ese poder? ¿Por qué razón, siendo el poder de las mayorías más pobres, es ejercido en favor de las minorías más ricas? ¿Por qué es que, en este aspecto, es cada vez es más difícil distinguir entre los países del Norte y los países del Sur?





Los hechos



En los últimos años, los partidos socialistas de varios países europeos (Grecia, Portugal y España) mostraron que podían cuidar tan bien los intereses de los acreedores y los especuladores internacionales como cualquier partido de derecha, haciendo aparecer como algo normal que los derechos de los trabajadores fuesen expuestos a la cotización de las Bolsas de Valores y, por lo tanto, devorados por ellos. En Sudáfrica, la policía al servicio del gobierno del Congreso Nacional Africano (ANC), que luchó contra el apartheid en nombre de las mayorías negras, mata a 34 mineros en huelga para defender los intereses de una empresa minera inglesa. Cerca de allí, en Mozambique, el gobierno del Frente de Liberación (Frelimo), que condujo la lucha contra el colonialismo portugués, atrae la inversión de empresas extractivistas con la exención de impuestos y la oferta de docilidad (por las buenas o por las malas) de las poblaciones que están siendo afectadas por la minería a cielo abierto. En la India, el gobierno del Partido del Congreso, que luchó contra el colonialismo inglés, concede tierras a empresas nacionales y extranjeras y ordena la expulsión de miles y miles de campesinos pobres, destruyendo sus medios de subsistencia y provocando un enfrentamiento armado. En Bolivia, el gobierno de Evo Morales, un indígena llevado al poder por el movimiento indígena, impone sin consulta previa y con una sucesión rocambolesca de medidas y contramedidas la construcción de una ruta en territorio indígena (Parque Nacional Tipnis) para explotar recursos naturales. En Ecuador, el gobierno de Rafael Correa, que con coraje concede asilo político a Julian Assange, acaba de ser condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos por no garantizar los derechos del pueblo indígena Sarayaku, en lucha contra la exploración petrolera en sus territorios. Ya en mayo de 2003 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le había solicitado a Ecuador medidas cautelares en favor del pueblo Sarayaku que no fueron atendidas.



En 2011, la CIDH le solicitó a Brasil, mediante una medida cautelar, que suspendiera inmediatamente la construcción de la represa de Belo Monte (que, de completarse, será la tercera más grande del mundo) hasta que fueran adecuadamente consultados los pueblos indígenas afectados. Brasil protestó contra la decisión, retiró a su embajador en la OEA y suspendió el pago de su cuota anual en la organización, retiró a su candidato a la CIDH y tomó la iniciativa de crear un grupo de trabajo para proponer una reforma de la Comisión, en el sentido de disminuir sus poderes para cuestionar a los gobiernos respecto de violaciones a los derechos humanos. Curiosamente, la suspensión de la construcción de la represa acaba de ser resuelta por el Tribunal Regional Federal de la 1ª Región (Brasilia), por la falta de estudios de impacto ambiental.





Los riesgos



Para responder las preguntas con que comencé esta crónica, veamos lo que comparten todos estos casos. Todas estas violaciones a los derechos humanos están relacionadas con el neoliberalismo, la versión más antisocial del capitalismo en los últimos 50 años. En el Norte, el neoliberalismo impone la austeridad a las grandes mayorías y el rescate de los banqueros, sustituyendo la protección social de los ciudadanos por la protección social del capital financiero. En el Sur, el neoliberalismo impone su avidez por los recursos naturales, sean los minerales, el petróleo, el gas natural, el agua o la agroindustria. Los territorios pasan a ser sólo tierra y las poblaciones que los habitan, obstáculos al desarrollo que es necesario remover cuanto más rápido mejor. Para el capitalismo extractivista, la única regulación verdaderamente aceptable es la autorregulación, la cual incluye, casi siempre, la autorregulación de la corrupción de los gobiernos. Honduras ofrece en este momento uno de los ejemplos más extremos de autorregulación de la actividad minera, donde todo queda entre la Fundación Hondureña de Responsabilidad Social Empresarial y la embajada de Canadá. Sí, Canadá, que hace 20 años parecía una fuerza benévola en las relaciones internacionales y hoy es uno de los más agresivos promotores del imperialismo minero.



Cuando la democracia concluya que no es compatible con este tipo de capitalismo y decida resistírsele, quizá sea demasiado tarde. Puede que, entre tanto, el capitalismo haya concluido que la democracia no es compatible con él.





¿Qué hacer?



Al contrario de lo que pretende el neoliberalismo, el mundo sólo es lo que es porque nosotros queremos. Puede ser de otra manera, si nos lo proponemos. La situación actual es tan grave que es necesario tomar medidas urgentes, aunque sea pequeños pasos. Esas medidas varían de país a país y de continente a continente, pese a que es indispensable articularlas cuando sea posible. En el continente americano la medida más urgente es trabar el avance de la reforma de la CIDH. En esa reforma están siendo particularmente activos países con los que soy solidario en múltiples aspectos de sus gobiernos: Brasil, Ecuador, Venezuela y Argentina. Pero en el caso de la reforma de la CIDH estoy firmemente del lado de los que luchan contra la iniciativa de estos gobiernos y por el mantenimiento del estatuto actual de la Comisión. No deja de ser irónico que los gobiernos de derecha que más han hostilizado al sistema interamericano de derechos humanos, como el caso de Colombia, asistan deleitados al servicio que, objetivamente, les están prestando los gobiernos progresistas.



Mi primer llamado es a los gobiernos de Brasil, Ecuador, Venezuela y Argentina para que abandonen el proyecto de reforma. Y especialmente a Brasil, debido a la influencia que tiene en la región. Si tienen una mirada política de largo plazo, no les será difícil concluir que serán ellos y las fuerzas sociales que los han apoyado quienes, en el futuro, más podrían beneficiarse con el prestigio y la eficacia del sistema interamericano de derechos humanos. Por cierto, la Argentina debe a la CIDH y a la Corte la doctrina que permitió llevar a la Justicia los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura, que con sumo acierto se convirtió en bandera de los gobiernos de los Kirchner en sus políticas de derechos humanos.



Pero, como la ceguera del corto plazo puede prevalecer, llamo también a todos los militantes de derechos humanos del continente y a todas las organizaciones y los movimientos sociales –que vuelcan en el Foro Social Mundial y en la lucha contra el ALCA la fuerza de la esperanza organizada– a unirse para enfrentar la reforma de la CIDH que está en curso. Sabemos que el sistema interamericano de derechos humanos está lejos de ser perfecto, sin ir más lejos porque los dos países más poderosos de la región (Estados Unidos y Canadá) ni siquiera firmaron la Convención Americana sobre Derechos Humanos. También sabemos que, en el pasado, tanto la Comisión como la Corte revelaron debilidades y selectividades políticamente sesgadas. Pero también sabemos que el sistema y sus instituciones se han fortalecido, actuando con mayor independencia y ganando prestigio a través de la eficacia con la que han condenado numerosas violaciones a los derechos humanos: desde los años ’70 y ’80, cuando la Comisión llevó a cabo misiones en países como Chile, Argentina y Guatemala, y publicó informes denunciando los crímenes cometidos por las dictaduras militares, hasta las misiones y denuncias después del golpe de Estado en Honduras en 2009; para no mencionar las reiteradas solicitudes para que se clausure el centro de detención de Guantánamo. A su vez, la reciente decisión de la Corte en el caso “Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku versus Ecuador”, del 27 de julio pasado, marca un hito histórico para el derecho internacional, no sólo a nivel continental, sino también mundial. Tal como la sentencia en el caso “Atala Riffo y niñas versus Chile”, sobre discriminación por razones de orientación sexual. ¿Y cómo olvidar la intervención de la CIDH sobre la violencia doméstica en Brasil, que condujo a la promulgación de la Ley Maria da Penha?



Los dados están echados. A espaldas de la CIDH y con fuertes limitaciones a la participación de los organismos de derechos humanos, el Consejo Permanente de la OEA prepara una serie de recomendaciones para buscar su aprobación en la Asamblea General Extraordinaria, a más tardar en marzo de 2013 (hasta el 30 de septiembre los Estados presentarán sus propuestas). Por lo que se sabe, todas las recomendaciones apuntan a limitar el poder de la CIDH para interpelar a los Estados por violaciones a los derechos humanos. Por ejemplo: dedicar más recursos a la promoción de los derechos humanos y menos a la investigación de las violaciones; acortar los plazos de investigación para que se vuelva imposible realizar análisis cuidadosos; eliminar del informe anual la referencia a países cuya situación en materia de derechos humanos merezca una atención especial; limitar la emisión y la extensión de las medidas cautelares; terminar con el informe anual sobre libertad de expresión; impedir pronunciamientos sobre violaciones que parecen inminentes pero que aún no se han concretado.



A los militantes por los derechos humanos y a todos los ciudadanos preocupados por el futuro de la democracia en el continente les toca ahora detener este proceso.



* Doctor en Sociología del Derecho.



El texto corresponde a la “Octava carta a las izquierdas” del autor.



terça-feira, 28 de agosto de 2012

Chavez

 Folha de S.Paulo  28/08/2012 -

Chávez é contraditório, mas fundamental para a AL, diz educadora chilena

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ELEONORA DE LUCENA

DE SÃO PAULO



Ela se define como "educadora popular" marxista-leninista. Chilena, foi discípula do filósofo Louis Althusser, líder estudantil católica e integrante do governo socialista de Salvador Allende. Casou-se com um dos comandantes da revolução cubana (Manuel Piñeiro, o Barba Roja) e nos anos 2000 virou conselheira de Hugo Chávez.



Marta Harnecker conta que escreveu mais de 80 livros. O mais conhecido, "Conceitos Elementares do Materialismo Histórico", dos anos 1960, vendeu mais de 1 milhão de exemplares e está na 67ª edição. Aos 75 anos, viaja pela América Latina e se diz otimista: os EUA já não fazem o querem na região e o conceito de soberania cresceu.



Hoje morando em Vancouver (Canadá), ela considera Chávez um "líder revolucionário fundamental", mas uma "pessoa contraditória": "Ele é um militar que crê na participação popular. O importante é ver o fruto dessa coisa". A Venezuela é o país menos desigual do continente.



Ariana Cubillos/Associated Press



O presidente venezuelano Hugo Chávez abraça funcionária de um hospital público de Punto Fijo

*

Folha -Como a sra. avalia a situação política na América Latina?



Marta Harnecker - Sou muito otimista.



Quando Chávez ganhou estava sozinho e o panorama hoje mudou muito. Considero que as situações mais avançadas estão na Venezuela, Bolívia e Equador. Meu último livro foi sobre o Equador e se chama "A Esquerda em Busca da Vida em Plenitude". A concepção desses governos é de uma sociedade alternativa ao capitalismo, em que a pessoa humana tenha um pleno desenvolvimento.



Não demos importância a isso no passado. E hoje em dia é fundamental: uma sociedade construída pelas pessoas, de baixo para cima. Não é fazer com que o povo seja um mendigo que recebe presentes do Estado. Não é o que queremos nem o que está sendo feito. O parteiro desse processo foi o neoliberalismo, que provocou contradições e os povos começaram a resistir e começaram a entender que tem que participar da política e criar instrumentos políticos. Foi o caso do Equador, da Bolívia e da Venezuela. Lá houve pressões populares nos anos 1980 que estão na origem do triunfo de Chávez.



Há uma crise estrutural do Estado. As pessoas já não confiam na política e nos políticos e querem coisas novas. Estão cansadas de promessas não cumpridas. Surgem esses governos e, contra os prognósticos de alguns, inclusive de intelectuais brasileiros, o processo se seguiu. Houve quem achasse que se tinha atingido um topo e iria diminuir. Mas não foi assim.



Mas temos o império presente. São os casos de Manuel Zelaya e de Fernando Lugo. Eles tinham processos mais débeis internamente, com organizações populares mais fracas, sem partidos. Os dois vinham de partidos da burguesia. Não há o que copiar na América Latina. Alguns se entusiasmam com o processo da Venezuela e acham que se pode fazer em todos os países a mesma coisa. O processo no continente é completamente diferenciado. O que os une é o processo social. Na Bolívia e no Equador, por exemplo, os indígenas são grupos importantes; na Venezuela, não.



O desempenho de Chávez não está muito ligado ao petróleo?



O petróleo já estava nacionalizado quando Chávez chegou ao poder. Mas não estava nas mãos do governo. Estava sendo gerenciado pelos grupos ligados à oposição. Como consequência do golpe de 2002 se recupera a gestão para o governo. Os excedentes do petróleo passam a servir para as missões sociais internas e para apoiar outros processos na América Latina. Há dependência, mas eles têm clareza de que ela precisa ser superada.



O governo está investindo em projetos de industrialização, pois o neoliberalismo desindustrializou os nossos países. Estratégia é depender cada vez menos do petróleo.



O governo Morales enfrenta oposição de movimentos populares na Bolívia. Como explicar isso?



São as contradições que vivem os processos. Esses são muito diferentes dos processos revolucionários dos anos 1920, da Revolução Russa. Nesses casos só se consegue chegar ao governo. Em muitos deles, com uma correlação de forças no parlamento, nos governos locais, nos meios de comunicação e no poder econômico que permanecem nas mãos de quem dominava antes.



Álvaro Liñera [vice-presidente da Bolívia] reflete as contradições que vive o país. Entre um governo, que tem que ser executivo, tomar decisões, resolver problemas de todo o país, e os movimentos sociais, que têm um ritmo de discussão democrática etc. No processo boliviano, o povo é diverso e tem contradições. Fica unido em torno de bandeiras como, por exemplo, a do Estado plurinacional. Mas as contradições se agudizam e o governo tem que entender isso e olhar democraticamente as partes. É muito complicado. O povo quer que o Estado resolva o problema. É uma espécie de paternalismo. Quando chegam esses governos, querem soluções imediatas, não sabem de política nem de correlação de forças. Além disso, prima a visão localista, sem uma visão de conjunto.



É preciso um processo de educação popular para que uma comunidade entenda que para o país e para outras comunidades é negativo não fazer uma estrada. Liñera reconhece que existem e haverá contradições e que é preciso o governante saber lidar com elas.



Como a sra. analisa a situação do Brasil, da Argentina e do Uruguai?



São diferentes. São governos muito mais moderados, mas que estão tomando medidas de soberania. Porque a primeira coisa que precisamos conseguir é a soberania perante os EUA. Temos feito reuniões deixando de fora os EUA; não vem o Departamento de Estado dizer o que devemos fazer. Na maioria dos governos da região, a soberania é um valor. É um êxito que tenham constituído a Unasul e que nela estejam o Chile, o México, a Colômbia.



O poder dos EUA diminuiu na região?



Os Estados Unidos já não podem fazer o que querem. Mas claro que o seu poder é imenso. Há uma contraofensiva dos EUA que se reflete em casos como o de Zelaya, e na tentativa contra Correa. Houve o golpe contra Lugo. Estão tentado refazer um golpe na Bolívia, com setores da oposição se aproveitando das contradições no interior do povo. Em Santa Cruz e em outros lugares estão tentando fazer alianças com os setores do povo descontentes. A intenção de separatismo foi vencida graças à organização popular. Agora não há um perigo iminente, mas essas forças estão se reconstituindo.



Não temos um caminho fácil. São processos que não se definem de um dia para outro. A melhor defesa é ter um povo organizado. Chávez entendeu muito bem. Ele sempre insiste em dizer que não podemos resolver o problema da pobreza se não dermos poder ao povo. Chávez é um tipo que sente o popular, é muito humano. Fiz um livro com ele que se chama "Um Homem, um Povo". Não digo que não haja defeitos do homem Chávez e que não haja contradição entre o seu discurso e o que se faz. Vivemos processos humanos, não de deuses puros.



Poderia haver um modelo comum entre os países latino-americanos na sua visão?



Sou chilena. No Chile se consolidou a contrarevolução burguesa, com Pinochet e os seguintes. A Consertação segue as políticas neoliberais com algumas políticas sociais. Houve um neoliberalismo exitoso, pelo aumento do PIB, a construção de estradas. Mas o Chile, que era um dos países mais igualitários da América Latina, é hoje um dos com maiores diferenças entre os pobres e os ricos. No Chile não existiam muros nas casas da grande burguesia. Não se pode medir o resultado do neoliberalismo apenas pelo lado econômico. Conheci um casal de arquitetos chilenos que trabalha 14 horas por dia. Vivem para trabalhar; não trabalham para viver.



Pessoas da pequena burguesia conseguem alguma coisa, mas há muita competição, estão sempre correndo, nunca têm tranquilidade no trabalho. No Brasil também se consolidou a contrarevolução burguesa.



Como assim? O governo do PT significa a contrarevolução burguesa?



Os setores dominantes se consolidaram, o agronegócio. O PT está buscando fazer outra coisa. Não se pode comparar com a Venezuela ou a Bolívia, por causa da correlação de forças da vitória de Lula. Num país que é a sexta economia do mundo, o capital financeiro e as transnacionais têm um poder enorme. Então o capitalismo se consolida, mas há atenção aos setores populares. Tiram pessoas da pobreza.



No Brasil, falta o governo facilitar mais o processo de organização popular. Temos uma esquerda que esteve na oposição. O governo tem que executar, resolver e não pode esperar a discussão do partido. Vai se dando um distanciamento entre partido e governo. Quadros do setor popular passam a ter postos no governo. Num Estado como o brasileiro precisa ser muito firme para não se transformar em outra coisa. Um trabalhador que chega a ser senador ou deputado muda a sua vida. Como ensina o marxismo, as condições materiais influem. Creio que há provavelmente a deformação de muitos dirigentes, que deixam de representar os interesses populares.



Há muitas críticas da esquerda a Lula e Dilma que são feitas sem entender a correlação de forças que existe. Não quer dizer que não possam fazer mais do que têm feito.



Então não há um modelo comum para a América Latina?



Não. Cada situação na América Latina é distinta. É preciso estudar cada lugar, suas origens históricas, as correlações de forças.



Sou estudiosa de Lênin. É preciso fazer a análise concreta das forças, escolher a estratégia e a tática. Há um horizonte que é o socialismo do século 21, a sociedade do bem viver. Não queremos um socialismo como o soviético, estatista, totalitário, de partido único, ateu, que usou os movimentos sociais como correia de transmissão. É preciso ler os clássicos, Marx e Engels. A meta é uma sociedade solidária, que não hajam exploradores e explorados, em que cada um encontre o que fazer, que respeite as diferenças. É uma meta utópica. Mediria os governos com perguntas: 1. Esses governos têm conquistas em relação à soberania nacional?; 2. Consolidam, aumentam a organização do povo? 3. Fazem um desenvolvimento que respeite a natureza?



Como a sra. analisa a crise econômica mundial?



É uma crise estrutural importante. Não é terminal, porque o capitalismo se recompõe. As condições objetivas estão mais adiantadas do que as condições subjetivas. Valorizo movimentos como o dos indignados. A rebeldia é um passo inicial, mas é preciso fazer com que isso vire uma força. "Reconstruindo a Esquerda" é um livro meu em que digo que é preciso um instrumento de articulação que não são os partidos tradicionais. O neoliberalismo fragmenta a população.



Como assim?



A política não é a arte do possível. Isso é diplomacia. Escrevi um livro sobre isso. O político revolucionário precisa entender que para lograr seu objetivo tem que criar uma correlação de forças. Construir forças sociais para ter força política para buscar o seu objetivo. Se constrói força social com protagonismo popular. O Estado não pode criar o que não existe, mas pode criar condições para que as forças se fortaleçam.



Os partidos políticos não seriam esse instrumento? Não há diferenças?



Partidos políticos não compreendem a política como a arte de construir forças sociais. Mas entendem a política como forma de ganhar postos no governo, ter mais deputados, mais força. Não é a ideia. Muitas vezes a política fica muito desprestigiada. A direita se apropriou da linguagem da esquerda. A esquerda muitas vezes faz uma prática política igual à direita: clientelismo, personalismo, carreirismo político, às vezes até corrupção. O povo vê discursos iguais, vê práticas iguais, se decepciona.



Por exemplo?



Sem exemplos. O diagnóstico faz cada um. Mas está claro. É preciso ser muito coerente entre o que diz e o que faz. É preciso que se trabalhe para construir força social, e não se dedicar a pelejas institucionais. O socialismo requer uma grande maioria, uma hegemonia, convencer o máximo de gente pelo projeto, sendo muito pluralista e respeitando as diferenças.



Tenho um livro que faz uma análise dos erros que cometeu a esquerda. Quando uma pessoa conhece o valor da solidariedade, começa a entender que é mais importante ser do que ter. Essa é a luta contra o consumismo. Há uma democracia desmobilizadora. As pessoas então endividadas. Os trabalhadores estão desmobilizados porque podem perder o trabalho e não estão tão protegidos como antes. Quando os partidos de esquerda conseguem ganhar algum espaço, muitas vezes os dirigentes deixam de ser dirigentes revolucionários. O perigo é muito grande. Um membro político que se mete no aparato burguês tem que ter algum tipo de estrutura, um grupo de pessoas de controle, de consulta. Que pergunte ao dirigente porque ele está comparando um carro que não tem necessidade. É fácil fazer a cooptação, pela ideologia e pela cultura, de um sujeito solitário.



A sra. foi casada com um dirigente da revolução cubana e morou muitos anos na ilha. Como vê a situação do país?



Cuba foi minha segunda pátria. Tenho uma filha cubana que mora lá. Cuba mostrou à América Latina a dignidade, a capacidade de defender a soberania, de resistência a todos os males. A economia é muito complicada.



Como avalia as mudanças em curso na economia?



Precisava haver mudanças. As pessoas precisam de espaço para desenvolver sua capacidade produtiva. É certo. Creio que a participação dos trabalhadores em cooperativas seria um caminho que deveria ser explorado.



A sra. foi discípula de Louis Althusser (1918-1990). Como foi essa experiência?



Estudei psicologia na Universidade Católica do Chile. Como dirigente da ação católica universitária visitei Cuba e fiquei fascinada. Eu era católica e comecei a discutir com cristãos marxistas. Fui à França e conheci Althusser, que também havia sido católico. Li suas obras estabeleci uma relação de discípula. Vivia a poucos metros da casa dele e o via três vezes por dia. Ele me dizia o que ler. Não segui psicologia. Isso foi entre 1963 e 1968. Trabalhei também com Paul Ricoeur (1913-2005). Voltei ao Chile pensando em ensinar francês.



Deliberadamente eu não tinha título. Eu tinha escrito um livro ­-"Conceitos Elementares do Materialismo Histórico"- com as notas que tinha feito de um curso para haitianos e mexicanos no ultimo ano que estive em Paris. Esse livro vendeu mais de um milhão de exemplares. Está agora na 67ª edição e foi traduzido para várias línguas. No Brasil circulou em edições clandestinas. Por causa do livro, fui ser professora da Universidade do Chile, com Theotonio dos Santos e Ruy Mauro Marini. Virei diretora da revista política da Unidade Popular, a "Chile Hoy". Transformava artigos de intelectuais, tornando-os acessíveis para a população. Foi quando me apaixonei pelo jornalismo. Fazia cartilhas de formação e cursos para operários e camponeses. Só aí fiz doze cadernos de educação popular.



Tenho mais de 80 livros publicados. Alguns são livros de testemunhos, com experiências de vários países --El Salvador, Equador, Bolívia, Paraguai, Venezuela. Tenho um livro sobre o PT que está pendente. No Chile fazia parte do Partido Socialista e fiquei fascinada pela educação popular. Para mim, a maior satisfação é criar um texto que todos entendam. Que não seja acadêmico. Não sou doutora. Sou educadora popular: é a minha autodefinição. Depois do golpe no Chile, fui para Cuba, quando consolido minha relação com o comandante Manuel Piñeiro, o Barba Roja (1933-1998). Fiquei em Cuba até 2003. Fui entrevistar Hugo Chávez Na Venezuela. Recolhi as criticas de esquerda, as dúvidas sobre o governo. Ele gostou muito que eu lhe transmitisse as críticas e me convidou para trabalhar no palácio. Não quis salário. Pagavam um apartamento e a comida, só.



Que críticas eram?



Que tal ministério não estava fazendo tal coisa, que tinha um discurso demasiado autoritário, tudo. Vivi seis anos da Venezuela.



Hoje a sra acha que Chávez é uma pessoa autoritária?



Chávez é um militar. Que crê na participação popular e quer promovê-la. E que como pessoa é contraditória. E tem que se respeitar essa contradição. Queríamos que não fosse tão autoritário, mas entendemos. Eu mesma tenho um caráter muito complicado. Muitas vezes quis mudar e não é tão fácil. O importante é ver o fruto dessa coisa. Se comparamos a Venezuela do primeiro ano com a hoje, temos gente com personalidade, que critica, que cresceu como ser humano. E é isso que buscamos. Eu o saturava com críticas.



E hoje a sra. ainda mora na Venezuela?



Moro em Vancouver, no Canadá, com o meu companheiro Michael Lebowitz.



Como avalia a sucessão de Chávez?



Não tem ninguém na altura de Chávez. O ideal seria uma direção coletiva. Dada a fragmentação que o liberalismo produziu nos setores populares latino-americanos, os trabalhadores de hoje não têm nada que ver com os do tempo de Marx: há subcontratação, precarização. É preciso pessoas com grande carisma e uma personalidade muito forte para aglutinar todos esse setores.



Há o líder populista que usa o povo para os seus objetivos políticos e o líder revolucionário que, usando sua capacidade, promove o crescimento da população. Um líder revolucionário com carisma se comunica com o povo igual que um populista. A diferença é que o populista dá coisas, como Perón, mas não é ajuda para que o povo se independize. Não é ponte de um crescimento.



Recordo de uma das primeiras viagens que fiz com Chávez, para a inauguração de escola. As pessoas pediam coisas, passavam papéis. Um deles pediu um caminhão. Chávez sugeriu que ele se organizasse com outros numa cooperativa para obter o caminhão. Essa é a ideia. Para mim não é populismo; é um dirigente revolucionário. Para mim e o processo venezuelano e Chávez são fundamentais para esse processo na América Latina.

terça-feira, 7 de agosto de 2012

Sistema intraericano de direitos humanos

São Paulo, terça-feira, 07 de agosto de 2012




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Comunicar Erros

Deisy Ventura, Flávia Piovesan e Juana Kweitel



TENDÊNCIAS/DEBATES



O ASSUNTO DE HOJE: COMISSÃO DE DIREITOS HUMANOS DA OEA



Sistema interamericano sob forte ataque



Após ser questionado por Belo Monte, o Brasil foi virulento. Ao quer limitar a ação da comissão, o país ainda encoraja Equador e Venezuela a atacarem o sistema

O Sistema Interamericano de Direitos Humanos está sob forte ataque. Um processo de reforma capciosamente batizado de "fortalecimento" esconde a tentativa de limitar sua capacidade de agir de forma autônoma e independente.



Organizações de direitos humanos de todos os países da região apontam o Brasil como um detrator.



A diplomacia brasileira reconhece abertamente que suas relações com o sistema estão estremecidas, mas nega os ataques. Na visão do Itamaraty, o Brasil estaria apenas buscando o seu "aprimoramento". Mas o que realmente está em jogo?



Criado nos anos 1960 no âmbito da Organização dos Estados Americanos (OEA), o sistema têm uma comissão e uma corte independentes, que complementam a ação dos Estados. Por meio de medidas de urgência, tem salvado muitas vidas.



Permitiu a desestabilização dos regimes ditatoriais, exigiu justiça e o fim da impunidade nas transições democráticas e agora demanda o fortalecimento da democracia, contra as violações de direitos e proteção aos grupos mais vulneráveis.



Tem prestado uma extraordinária contribuição para a promoção dos direitos humanos, do Estado de Direito e da democracia na região.



No entanto, quando a comissão fez recomendações no caso da hidroelétrica de Belo Monte, o Brasil não perdoou. Contrariado, desqualificou publicamente a comissão, retirou seu embaixador junto à OEA, decidiu não pagar a sua quota por meses e desistiu da candidatura de um membro brasileiro para a comissão.



Foi a primeira vez que o Brasil reagiu com tal virulência, embora vítimas e organizações sociais brasileiras recorram com frequência ao sistema. Entre 1998 e 2011, o Brasil foi alvo de 27 "medidas cautelares" (recomendações com caráter de urgência) da comissão. Já a corte, desde 1998, proferiu quatro sentenças condenatórias ao Brasil.



Até Belo Monte, o governo brasileiro parecia se esforçar no cumprimento de tais recomendações e sentenças. O caso Maria da Penha -que resultou em uma lei sobre a violência contra a mulher- é um exemplo.



Por causar constrangimento internacional aos Estados, o Sistema Interamericano foi alvo de ataques de diferentes países durante toda a sua história. Os EUA, por exemplo, jamais aceitaram a jurisdição da corte e nunca ratificaram a Convenção Americana de Direitos Humanos.



A propósito, não se pode confundir a OEA com o sistema. A OEA possui 35 membros. Apenas 25 deles são signatários da convenção, dos quais 21 aceitam a jurisdição da corte.



Hoje, entre as maiores ameaças, destacam-se propostas que: restringem o poder da comissão de adotar medidas cautelares (único instrumento previsto para casos de urgência e gravidade), suprimem a possibilidade de analisar detidamente casos de países com violações massivas e limitam as faculdades das relatorias especiais, como a de liberdade de expressão e acesso à informação.



Cada país ou bloco tem interesse particular em um desses pontos. O Brasil tem procurado abertamente limitar as medidas cautelares. Sua atitude tem encorajado posições ainda mais extremas, sobretudo do Equador e da Venezuela, há pouco questionados em casos de direitos políticos e liberdade de expressão.



Se o Brasil, de forma efetiva, deseja o aprimoramento do sistema, o silêncio e a ação de bastidores não podem ser opções. É preciso um sistema interamericano forte, autônomo e independente.



O país não pode carregar na sua história a mácula de ter contribuído para acabar com o mais importante mecanismo para a proteção de direitos humanos da nossa região.



DEISY VENTURA, 44, é professora do Instituto de Relações Internacionais da USP

FLÁVIA PIOVESAN, 43, é professora da PUC-SP e membro do Grupo de Trabalho da OEA sobre o Pacto de San Salvador

JUANA KWEITEL, 39, é diretora de programas da ONG Conectas Direitos Humanos





Bruno Latour

Valor Economico 7 de agosto de 2012
Para antropólogo, a ideia do "eu" precisa dar lugar à de rede

Por Carla Rodrigues
Para o Valor, do RioPremiado por sua teoria ator-rede, o francês Bruno Latour discute a relação entre seres humanos e não-humanos.

Ele se autodefine como um antropólogo filosófico trabalhando sobre a sociologia. Na prática, o francês Bruno Latour, 65 anos, faz o que ele chama de "antropologia da modernidade", ao voltar seu olhar para os discursos e práticas desse período, principalmente as científicas.



Dessa pesquisa resultou um de seus livros mais famosos, "Jamais Fomos Modernos - Ensaios de Antropologia Simétrica", lançado no Brasil em 1994 (Editora 34).



Latour, que está no Brasil pela terceira vez, apresenta na quinta uma palestra gratuita em São Paulo, no Fronteiras do Pensamento, e acaba de participar do simpósio internacional "A Vida Secreta dos Objetos: Novos Cenários da Comunicação", realizado em São Paulo, Rio e Salvador e que acabou ontem.



Para ele, é aqui que se dará a disputa pelo debate ambiental no século XXI. Hoje empenhado na causa ecológica, Latour é conhecido e premiado por sua teoria ator-rede, uma forma de pensar a relação entre humanos e não-humanos.



Diretor científico da área de pesquisas do Instituto de Estudos Políticos de Paris, integrante de uma geração de franceses formados no pós-guerra, Latour é frequentemente acusado de ser um relativista, crítica que ele rebate com facilidade. "Eu não conheço um ator participante da ciência que não seja um relativista", afirma.



Valor: O senhor acredita que o Brasil ocupa um lugar especial no cenário mundial neste momento em que a Europa vive uma crise?



Bruno Latour: O Brasil faz parte de minha vida desde a minha infância, pois tive três irmãs que moraram no país, por razões diferentes. Acredito que a questão ecológica do século XXI vai ser decidida aqui. Há coisas que podem ser melhoradas na Europa, do ponto de vista ambiental, mas o verdadeiro cenário desse jogo será o Brasil, porque já é muito tarde para a Ásia e a África. A questão é saber se os intelectuais e os políticos brasileiros poderão ir além dos fundamentos da modernidade. Mas a grande questão ecológica se desenrolará aqui.



Valor: Sua teoria ator-rede se refere a seres humanos e não-humanos. É uma crítica ao humanismo? O que o legado humanista nos proporcionou de tão criticável?



Latour: O humanismo é uma forma limitada de pensar o grupo dos humanos, que vejo como dependentes de muitos outros seres que não são humanos. Uma definição que isole o humano dos seres que o fabricam - tanto as divindades religiosas quanto as coisas com as quais os humanos vivem, como as árvores, mas também o alumínio para fazer estes talheres - é uma visão estreia. A perspectiva humanista foi legítima em uma determinada época, se falarmos do humanismo da metade do século XIX até a metade do século XX, antes que os ecologistas tenham chamado nossa atenção para o problema ambiental. Mas hoje não há mais nenhum sentido falar em humanismo. Este tipo de humanismo não tem os elementos necessários para absorver as grandes questões políticas atuais. Não se pode, por exemplo, fazer uma teoria consciente do problema do clima com o pensamento moral de Kant. Precisamos pensar na composição na qual seres humanos e não-humanos se relacionam. O humanismo é uma versão ultrapassada dos problemas políticos que nos dizem respeito. Hoje, trata-se de ser inteiramente humanista, ou seja, incluir todos os seres que são necessários para a existência humana.



Valor: Um dos postulados da teoria ator-rede é que, quando uma pessoa age, mais alguém está agindo junto. O senhor poderia explicar como isso funciona?



Latour: Os humanos são envolvidos por muitos outros seres, e a ideia de que uma pessoa age autonomamente, com seus próprios objetivos, não funciona nem na economia, nem na religião, nem na psicologia nem em nenhuma outra situação. Portanto, a pergunta que a teoria ator-rede coloca é: quais são os outros seres ativos no momento em que alguém age? A antropologia e a sociologia que tento desenvolver se ocupa da pesquisa desses seres. Eu posso colocar a questão de um modo inverso: como, apesar das evidências de todos os numerosos seres que participam de uma ação, continua-se a pensar como se o único ator fosse o humano dotado de uma psicologia, ciente de si mesmo, calculador, autônomo, responsável? A antropologia no Brasil é particularmente capaz de entender que não há esse "eu", esse sujeito individual e autônomo que age no mundo, o que é uma visão muito estreita. Tenho muito contato com outros antropólogos brasileiros, como o Eduardo Viveiros de Castro (UFRJ).



Valor: O senhor veio ao Brasil para participar de um simpósio sobre novas tecnologias de comunicação. Qual é a grande afinidade entre a sua teoria ator-rede e as teorias da comunicação?



Latour: Elas são próximas porque a teoria ator-rede é essencialmente uma teoria da multiplicidade de mediações, e esses pesquisadores estão interessados em discutir o domínio da mídia e das mediações. Aqueles que se interessam por mediação - de modo positivo, e não negativamente - encontram conceitos e métodos para trabalhar com a teoria ator-rede.



Valor: Por que os jornalistas estão sempre mencionados entre os integrantes importantes da teoria ator-rede?



Latour: A formatação de informações desempenha um papel muito importante no espaço público, no qual se situa o espaço político. Não conheço muitos estudos sobre jornalismo que sejam feitos a partir da teoria ator-rede, porque essas pesquisas geralmente são feitas do ponto de vista crítico, e a teoria ator-rede não é uma crítica. Muito frequentemente, os jornalistas são simplesmente acusados de deturpar um ideal de verdade que, se não houvesse a mediação, chegaria ao público a partir de uma transmissão transparente e direta. Cientistas, políticos e economistas gostam de dizer que, se não houvesse os jornalistas, a informação seria mais transparente, mais direta, menos comprometida.



Valor: A teoria ator-rede se transformou em muitas outras coisas - cada um dos pesquisadores do grupo original seguiu por um lado, e houve uma diáspora. O senhor ainda se reconhece como um teórico da ator-rede?



Latour: O grupo original nunca foi muito unido, mas se reuniu em um momento em que a sociologia percebeu que havia negligenciado a técnica, a ciência, e os seres não-humanos. Foi uma tomada de consciência das ciências sociais de que o século XX nos legou uma série de questões - como a da dominação e a da exploração -, mas sempre com uma visão sociocentrada. A teoria ator-rede vem a ser a evidência de que é preciso se interessar pela vida secreta dos objetos.



Valor: Refaço ao senhor uma pergunta que está no livro "A Esperança de Pandora" (Edusc): de onde provém a oposição entre o campo da razão e o campo da força?



Latour: Fiz uma genealogia dessa oposição, que remonta à falsa disputa entre os sofistas e os filósofos e organizou o debate nos países ocidentais. Pretendi suspender essa separação e colocar a questão sobre qual é a força dos dispositivos racionais. Foi assim que comecei minha antropologia da ciência. E há uma segunda pergunta: quais são as razões da relação de força política, religiosa, econômica? A distinção entre força e razão faz parte de um conjunto de antigas dicotomias que não são mais capazes de nos orientar quando falamos da questão científica. Nessa dicotomia, supõe-se que a razão vai unificar a discussão. Mas, se a razão já teve esse poder, atualmente não tem mais, e precisamos encontrar outras ferramentas intelectuais para nos orientar nessa disputa. É o que eu chamo de cartografia da controvérsia. Essa é hoje uma grande questão para a democracia.



Valor: Afirmar que a ciência é social é uma forma de relativizar os resultados científicos?



Latour: Esse é um mal-entendido sobre o significado da palavra social. Evidentemente, dizer que os fatos são sociais não equivale a dizer que esse garfo é uma fabricação social - isso não faria sentido. Eu digo que esse garfo é resultado de um processo industrial que inclui uma legislação, empresas, indústrias - o que é totalmente diferente. A ciência faz parte de um coletivo - estou propositalmente evitando usar a palavra social - do mundo. Há quem acredite que a ciência, particularmente as ciências naturais, é absoluta. Mas esses são os religiosos da ciência, não os participantes da ciência. Não conheço um ator participante da ciência que não seja um relativista ou, melhor dizendo, um relacionista, porque ele sabe que conhecer é estabelecer relações dentro de um quadro de referências. A crítica aos relativistas, feita pelos absolutistas, é frequente, mas essa não é uma discussão produtiva. A discussão que me interessa é: como estabelecer as relações entre os quadros de referência, as culturas, os modos de existência, as formas de vida? Não conheço quem que, desse ponto de vista, critique o relativismo.



Valor: Pode-se resumir seu livro "Jamais Fomos Modernos" como uma crítica à modernidade. O senhor mantém as mesmas críticas em relação aos pós-modernos?



Latour: Sim. Os pós-modernos tiveram a sensibilidade de perceber que havia qualquer coisa de complicada na modernidade, mas é o mesmo movimento. Simplesmente há um retorno a alguns dos problemas que a modernidade não havia tratado, mas não há um retorno às raízes da modernidade.