quinta-feira, 31 de julho de 2008

Fukyama examina os limites da hegemonia americana

FRANCIS FUKUYAMA, graças a matéria publicada no jornal El País enviada pelo Prof. Farlei Martins, após ter nos anos 90 do século XX previsto o fim da história, agora aponta os limites do poder hegemônico dos Estados Unidos.
El fin de la hegemonía americana
Estados Unidos debe renovarse en profundidad. Ya no ocupa en solitario el
primer plano de la escena global; ahí actúan, y con creciente éxito, otros
grandes actores políticos, económicos y culturales
FRANCIS FUKUYAMA 31/07/2008
Fareed Zakaria, columnista de Newsweek, habla del "mundo posterior al
dominio americano" para referirse al que nos aguarda en los próximos años.
El primer cambio evidente al que se enfrenta Estados Unidos tiene que ver
con la aparición de un mundo multipolar. No se trata de un declive. Estados
Unidos sigue siendo la mayor potencia mundial. Lo que sucede es que el resto
del mundo se está poniendo a su mismo nivel.
Sí, se ha producido un impresionante desplazamiento de poder en lo que a la
economía se refiere. Rusia, China, India y los países del Golfo gozan de
unas economías en expansión, mientras que la de Estados Unidos ha caído en
un periodo de recesión. Durante los gobiernos de Clinton y del primer Bush,
Washington acostumbraba a sermonear al resto del planeta sobre cómo mantener
en orden sus haciendas, pero ese tipo de sermón suena ahora un poco falso
tras la crisis financiera estadounidense del pasado año. La prueba más clara
del cambio al que asistimos es el endeudamiento en el que se encuentra
Estados Unidos, mientras que muchos otros países están acumulando reservas.
En el futuro, las posibilidades de Estados Unidos serán mucho más limitadas.
Puede que esta limitación venga dada por ciertos cambios en el equilibrio
del poder militar, pero sobre todo se deberá a factores que tienen más que
ver con el poder blando. Hoy, por ejemplo, los chinos y los indios exportan
películas; hay estrellas de cine coreanas que son famosas en toda Asia, y
los japoneses son grandes productores de cine de animación. En resumen,
Hollywood ya no es la única fuente de creatividad cultural en el planeta.
Otra tendencia especialmente preocupante es la disminución de estudiantes
extranjeros en las universidades estadounidenses. Disuadidos por la cantidad
de obstáculos que encuentran para entrar en Estados Unidos, los estudiantes
extranjeros han preferido buscar alternativas en otras partes del mundo.
Consideremos ahora un hecho desconcertante: el gasto militar de Estados
Unidos es igual a la suma de los gastos militares de todo el resto del
mundo. Y, sin embargo, no hemos logrado pacificar Irak en los cinco años
transcurridos desde que las tropas estadounidenses invadieron y ocuparon el
país. Se constata así que la fuerza militar no sirve a la hora de crear las
instituciones legítimas sobre las que se asientan las naciones, de
consolidar la vida política y de estabilizar esa parte del mundo.
Durante las dos últimas décadas, países tradicionalmente aliados han
empezado a mostrarse opuestos a la política estadounidense. Se han formado,
por ejemplo, alianzas como la del Shanghai Cooperation Council, una
organización cuyo objetivo es acabar con la presencia estadounidense en
Asia, incrementada después del 11 de septiembre. Y tampoco podemos recurrir
con la misma seguridad que antes a nuestros aliados democráticos
tradicionales.
Así sucedió en Irak, como era de esperar; pero también en Afganistán, donde,
pese a que nuestros aliados aceptaban la legitimidad de la operación,
arrastraron los pies a la hora de apoyar con tropas y recursos materiales. E
incluso un país como Corea del Sur, que ha sido siempre un aliado, se ha
visto convulsionado durante los dos últimos meses por las manifestaciones en
contra de Estados Unidos desencadenadas por polémicas importaciones de
carne.
En resumen, el mundo al que se enfrenta hoy Estados Unidos requiere nuevos
instrumentos. Tenemos que poder desplegar y utilizar el poder duro, la
fuerza militar, pero también hay otras maneras de propagar aquellos valores
y aquellas instituciones que han de ser la base de nuestro liderazgo en el
mundo. La labor realizada por el Gobierno de Clinton en los Balcanes, en
Somalia y en Haití, en el sentido de colaborar en la construcción de
naciones, fue muy criticada y tachada de "trabajo social". Pero la realidad
es que la política exterior estadounidense debe interesarse por cierto tipo
de trabajo social.
Quienes se oponen al dominio de Estados Unidos en el mundo -los Hermanos
Musulmanes, Hamás, Hezbolá y Mahmud Ahmadineyad, en Oriente Próximo, así
como ciertos líderes populistas de América Latina como Hugo Chávez, Rafael
Correa y Evo Morales- han llegado al poder porque ofrecen servicios sociales
a los más pobres de sus países.
Estados Unidos, por el contrario, apenas ha ofrecido nada en este sentido
durante la pasada generación. Ofrecemos mercado libre y democracia, dos
cosas buenas e importantes que constituyen la base del crecimiento y del
orden político. Pero ninguna de las dos parece atraer a las poblaciones más
pobres, que son, en definitiva, los auténticos electores en esta lucha por
el poder y la influencia en el mundo.
No creo que el declive americano sea inevitable. Estados Unidos tiene muchas
bazas ganadoras en tecnología, en competitividad, en el mundo de la empresa;
cuenta con unos mercados laborales flexibles y unas instituciones
financieras, en principio, fuertes, aunque hemos de admitir que ahora
atraviesan ciertas dificultades. Y una de sus grandes ventajas es su
capacidad para asimilar a la gente de otros países y de otras culturas.
Prácticamente, todos los países desarrollados atraviesan un bache
demográfico. Sus poblaciones disminuyen de año en año como consecuencia de
la bajísima tasa de natalidad de sus pobladores nativos. Así que cualquier
país desarrollado que desee seguir creciendo tendrá que acoger inmigrantes
procedentes de países y culturas diferentes, y creo que Estados Unidos tiene
una capacidad única en este sentido.
Pero hay tres puntos débiles sobre los que Estados Unidos ha de trabajar si
quiere salir airoso. En primer lugar, la creciente pérdida de capacidad de
acción del sector público; en segundo lugar, la manera, harto
autocomplaciente, de entender al resto del mundo, siempre desde nuestra
propia perspectiva; y, en tercer lugar, la gran polarización del sistema
político, que impide buscar soluciones a estos problemas.
Ejemplo de lo primero es la pésima planificación de la ocupación de Irak y
de la guerra que le sucedió. Otro, el desastre absoluto de la respuesta al
huracán Katrina.
El segundo punto tiene que ver con la arrogancia norteamericana respecto al
resto del mundo. Cuando a finales de los años cincuenta, la Unión Soviética
colocó en el espacio el Sputnik, Estados Unidos respondió al reto
invirtiendo masivamente en ciencia y tecnología. El resultado fue que
Estados Unidos se reafirmó como líder mundial en tecnología. Del mismo modo
podríamos haber respondido al 11 de septiembre: invirtiendo en nuestra
capacidad para comprender la complejidad de regiones del mundo como Oriente
Medio. Por ejemplo, es un escándalo que la Embajada americana en Bagdad sólo
cuente con un puñado de funcionarios que hablen árabe correctamente.
El último punto que habría que resolver es el impasse en el que se encuentra
nuestro sistema político a causa de la polarización. La derecha se niega a
hablar de subir los impuestos a fin de financiar unos servicios públicos muy
necesitados de inyección económica. Y la izquierda se niega a hablar de
cuestiones como la privatización de la Seguridad Social o el retraso de la
edad de jubilación.
Y ni la izquierda ni la derecha han tenido la valentía política de sugerir
una subida de los impuestos sobre el consumo energético, que es la manera
más obvia de solucionar la dependencia del exterior y de impulsar fuentes
alternativas.
Ningún otro lugar del mundo se beneficiará de nuestra política si seguimos
siendo un país que sólo se mira el ombligo, incapaz de llevar adelante las
políticas y medidas proyectadas, y demasiado dividido para tomar decisiones
importantes. Todo esto no sólo es perjudicial para los estadounidenses, sino
también para el resto del planeta.

sábado, 19 de julho de 2008

O Direito Comunitário europeu e a sociedade de risco

O Professor Alceu Maurício Jr preparou esse resumo de matéria do jornal El País de 25 de junho de 2008 a respeito de vazamento de petróleo por parte de navios transportadores. Trata-se de decisão de direito comunitário por parte do Tribunal de Luxemburgo. Para maiores informações clique no item "debate" no site indicado:
http://riscoedireito.org/

Tribunal da União Européia diz que as petrolíferas devem pagar pelos danos
ambientais decorrentes de naufrágios de petroleiros
Conforme noticiado noEl País, o Tribunal de
Justiça das Comunidades Européias reafirmou o princípio do
“poluidor-pagador” ao decidir que os produtores de petróleo também
respondem pelos danos ao meio ambiente causados por naufrágio de navio
petroleiro. Em síntese, a Corte de Luxemburgo respondeu às questões
colocadas pela Corte de Cassação francesa no caso do naufrágio do
petroleiro Erika. A justiça francesa condenou a petrolífera Total, o
armardor do navio e a sociedade italiana de certificação naval a pagar
uma indenização de 192 milhões de euros, tendo em vista o acidente que
verteu 20.000 toneladas de combustível na costa da Bretanha. A empresa
petrolífera recorreu ao Tribunal europeu levantando questões de Direito
comunitário. O Tribunal europeu, contudo, entendeu que a Diretiva
comunitária levantada pela petrolífera não impede que os Estados
estabeleçam obrigações que recaiam sobre o produtor do material
poluente.

sexta-feira, 18 de julho de 2008

Antonio Cassese e o Tribunal Penal Internacional

O jornal Valor Econômico publica na sua edição de 18 de julho de 2008 matéria do internaciolista italiano Antonio Cassese, autor de obra de referência sobre o Direito Penal Internacional, na qual o citado jurista discute a atuação e os limites da Promotoria do Tribunal Penal Internacional I. Aponta, assim, as limitações na delimitação do conceito de genocídio e o sentido das provas no Direito Internacional Público.

A Justiça Imperfeita para o Sudão
Antonio Cassese

As pessoas que acompanham os eventos em Darfur de perto sabem muito bem que o presidente do Sudão, Omar Hassan al-Bashir, comanda um grupo de líderes políticos e militares responsável por crimes graves e em larga escala contra cidadãos sudaneses, que as forças militares do país, com a ajuda de grupos paramilitares e milícias, cometem a cada dia na região. Esses cidadãos só são culpados de pertencer às três tribos (Fur, Masalit, e Zaghawa) que geraram os rebeldes que pegaram em armas contra o governo há alguns anos.

Qualquer medida destinada a responsabilizar os líderes do Sudão por seus crimes é, portanto, muito bem-vinda. Todavia, a decisão de Luis Moreno-Ocampo, o promotor do Tribunal Penal Internacional (TPI), de requerer uma ordem de prisão contra al-Bashir é desconcertante, por três motivos.

Primeiro, se Moreno-Ocampo pretendesse mesmo prender al-Bashir, deveria ter despachado uma petição sigilosa e requisitado aos juízes do TPI a emissão de uma ordem de prisão lacrada, que só seria tornada púbica quando al-Bashir viajasse para o exterior. A jurisdição do tribunal sobre os crimes em Darfur foi estabelecida em conformidade com uma decisão vinculante do Conselho de Segurança das Nações Unidas, o que significa que mesmo Estados que não sejam parte do estatuto do TPI devem cumprir as ordens e mandados emitidos pelo tribunal. Quando preferiu fazer uma requisição para uma ordem de prisão pública, Moreno-Ocampo deu a al-Bashir - presumindo que os juízes a concedam - a opção de simplesmente se abster de viajar para fora de seu país, e assim evitar de ser detido.

Segundo: Moreno O-campo decidiu inexplicavelmente indiciar somente o presidente do Sudão, e não incluiu os demais membros da liderança política e militar que, em associação com ele, planejaram, ordenaram e organizaram os crimes em grande escala em Darfur. Se Hitler estivesse vivo em outubro de 1945, os 21 acusados que foram efetivamente julgados em Nuremberg não teriam se safado.

Por último, não é possível entender porque Moreno-Ocampo mirou tão alto e acusou al-Bashir do "crime dos crimes", genocídio, em vez de formular acusações que são mais apropriadas e mais fáceis de levar a juízo, como crimes de guerra (bombardeio de civis) e crimes contra a humanidade (extermínio, transferência forçada de pessoas, assassinatos em massa, estupro etc.). Realmente, o genocídio se tornou uma palavra mágica, e as pessoas pensam que sua mera evocação desencadeia a enérgica indignação da comunidade internacional e forçosamente aciona a intervenção da ONU. Mas não é assim.

Não é possível entender porque o presidente do Sudão não foi acusado de algo mais fácil de ser levado a juízo, como crimes contra a humanidade

Além disso, rígidas condições devem ser satisfeitas para provar genocídio. Em particular, as vítimas devem formar um grupo étnico, religioso, racial ou nacional, e o perpetrador deve nutrir "intenção genocida", ou seja, a determinação de destruir o grupo como tal, em parte ou na sua totalidade. Por exemplo, a pessoa mata 10 curdos não porque eles são antipáticos ou porque o perpetrador alimente forte aversão contra qualquer um deles individualmente, mas tão-somente porque eles são curdos; ao matar essas dez pessoas, ele pretende contribuir para a destruição do grupo como tal.

No caso de Darfur, de acordo com Moreno-Ocampo, cada uma das três tribos constitui um grupo étnico; apesar de falarem a mesma língua da maioria (árabe) e adotarem a mesma religião (islâmica) e sua pele ser da mesma cor, eles constituem grupos étnicos distintos, porque cada tribo também fala um dialeto e vive numa região particular. Segundo esse parâmetro, os habitantes de muitas regiões européias - por exemplo, os sicilianos, que, além da língua oficial, também falam um dialeto e vivem numa região particular - devem ser considerados "grupos étnicos" distintos.

Ademais, Moreno-Ocampo inferiu a intenção genocida de al-Bashir a partir de um conjunto de fatos e condutas que a seu ver equivalem a uma indicação clara desta intenção. De acordo com a jurisprudência internacional, porém, só é possível provar o estado de espírito de um réu por meio de inferência se esta for a única forma razoável a que se possa chegar com base na evidência. No caso de Darfur, teria sido mais razoável inferir a partir da evidência a intenção de cometer crimes contra a humanidade (extermínio, entre outros), em vez da intenção de aniquilar grupos étnicos em parte ou na sua totalidade.

Parece improvável que a ordem de prisão, supondo-se que o TPI a emita, produzirá os efeitos extrajudiciais - deslegitimar o acusado política e moralmente - que dele decorrem às vezes. Isso aconteceu no caso do ex-líder sérvio bósnio Radovan Karadzic que, apesar de jamais ter sido preso, foi afastado do poder e da arena internacional como conseqüência do seu indiciamento em 1995.

Em vez disso, o pedido de Moreno-Ocampo poderá ter repercussões políticas negativas, ao criar muita desordem nas relações internacionais. Ele poderá endurecer a posição do governo sudanês, colocar em risco a sobrevivência das forças de manutenção da paz em Darfur e até induzir al-Bashir a se vingar, suspendendo ou dificultando ainda mais o fluxo de ajuda humanitária internacional aos dois milhões de pessoas desalojadas em Darfur. Além disso, o pedido de Moreno-Ocampo poderá alienar ainda mais as grandes potências (China, Rússia e Estados Unidos), que atualmente são hostis ao TPI.

Antonio Cassese foi o primeiro presidente do Tribunal Penal Internacional para a ex-Iugoslávia (TPII) e depois presidente da Comissão Internacional de Inquérito das Nações Unidas sobre Darfur. Atualmente leciona Direito na Universidade de Florença. © Project Syndicate/Europe´s World, 2008. www.project-syndicate.org

quarta-feira, 16 de julho de 2008

Ulrich Beck e a teoria do risco global

Leiam o texto de Ulrich Beck publicado no jornal El País na sua edição de 16 de julho de 2008. O sociológo alemão pontua que o risco global tem o carater não indenizavel diferente das outras formas de risco do passado. Associa o princípio da precaução com o da prevenção que, por nós, é tratado de forma distinta. Por fim, Beck reafirma o aspecto cultural do dano ambiental.
El País, 16.07.2008
Los nuevos profetas de la energía nuclear
Ante el cambio climático y la subida del petróleo, algunos publicitan la
energía nuclear como solución "ecológica". Esto es como pretender que
subamos a un avión cuando aún no hay ninguna pista de aterrizaje
ULRICH BECK
Empieza una sátira divertida y terrible a la vez. Su argumento reza: las
catástrofes climáticas y las crisis petroleras hacen desaparecer los
peligros de la energía nuclear. El presidente de Estados Unidos, George W.
Bush, anuncia que va a construir nuevas centrales nucleares a fin de salvar
el medio ambiente. También los Gobiernos de Italia, Francia y Reino Unido
quieren reactivar la energía nuclear, rebautizada como "energía ecológica".
Ante este cambio político-lingüístico es necesario recordar que, hace unos
años, el Congreso de Estados Unidos encargó a una comisión científica que
desarrollara un lenguaje o una simbología con la que se informaría dentro de
10.000 años acerca de la peligrosidad de los vertidos nucleares
norteamericanos. El problema era el siguiente: ¿qué conceptos y símbolos hay
que crear para transmitir un mensaje a los humanos que vivan dentro de miles
de años? La comisión la formaban físicos, antropólogos, lingüistas,
neurólogos, psicólogos, biólogos moleculares, expertos en historia antigua,
artistas, etc. Primero tenía que resolverse la cuestión de si dentro de
10.000 años todavía existiría Estados Unidos La comisión halló la respuesta
sin dificultad: ¡Estados Unidos es eterno! Pero luego se vio que el problema
clave, entablar un diálogo con el futuro, no tenía solución. Los expertos
buscaron modelos en los símbolos más antiguos de la humanidad, estudiaron la
construcción de Stonehenge (150 a. C.) y las pirámides, investigaron la
historia de las obras de Homero y de la Biblia... Pero nada de esto se
remontaba a miles de años. Los antropólogos recomendaron entonces el símbolo
de la calavera, pero un historiador recordó que para los alquimistas, las
calaveras significaban la resurrección, y un psicólogo llevó a cabo
experimentos con niños de tres años. Si la calavera aparecía en una botella,
éstos decían espantados "veneno", y si estaba pegada en la pared, exclamaban
"¡piratas!".
Así, la meticulosidad científica de la comisión reveló que el propio
lenguaje renuncia a la tarea de informar a las generaciones futuras sobre
los peligros que hemos provocado en el mundo con el uso de la energía
nuclear.
En mi teoría de la sociedad del riesgo mundial distingo entre antiguos y
nuevos riesgos. Los nuevos tipos de riesgos, que anticipan catástrofes
globales, sacuden los fundamentos de las sociedades modernas. Presentan, por
ejemplo, la característica de lo que no puede ser indemnizado. Cuando el
clima ha cambiado, cuando se ha averiado una central nuclear (perdón, una
central ecológica) o cuando la genética ha intervenido de forma irreversible
en la existencia humana, ya es demasiado tarde. Frente a este salto
cualitativo de las amenazas a la humanidad, la lógica de la indemnización
pierde su validez y es sustituida por el principio de la precaución mediante
la prevención.
Los actores que deben garantizar la seguridad y la racionalidad (Estado,
ciencia, industria) interpretan ahora un papel muy ambivalente. Ya no son
tutores, sino sospechosos; ya no son gestores del riesgo, sino responsables
del mismo. Exigen a la población que suba a un avión para el que todavía no
existe pista de aterrizaje.
La preocupación por la existencia, que ha renacido en todo el mundo gracias
a los riesgos globales, fomenta en el debate político una competencia
destructiva entre los grandes riesgos. Los incalculables peligros derivados
del cambio climático deben ser "combatidos" con los incalculables peligros
asociados a las centrales nucleares. En muchas de las decisiones no se trata
de elegir entre alternativas seguras o arriesgadas, sino entre varias
alternativas arriesgadas y, con frecuencia, entre alternativas cuyos riesgos
afectan a distintas dimensiones cualitativas y apenas se pueden comparar.
Hay que destacar que las líneas de conflicto de la sociedad de riesgo
mundial son culturales. En la medida en que los riesgos globales escapan a
los métodos habituales de cálculo científico, la percepción cultural,
adquiere un papel fundamental. En relación con la energía nuclear, estamos
ante un choque entre culturas de riesgo. La experiencia de Chernóbil se
valoró de distinta manera en Alemania, Francia, Reino Unido, España e
Italia. Para muchos europeos, los peligros del cambio climático tienen por
ahora mucha más importancia que los peligros de la energía nuclear o del
terrorismo. Mientras que desde el punto de vista de muchos americanos, los
europeos padecen de histeria medioambiental y de histeria por los
alimentos-Frankenstein, a ojos de los europeos, los americanos padecen de
histeria del terrorismo.
Hasta hace poco, hubiera sido un suicidio político en Alemania apostar por
la recuperación de la energía nuclear. Pero desde que se considera el cambio
climático como resultado de la acción del ser humano se barajan de nuevo las
cartas de la sociedad y la política. Y, así, la canciller Angela Merkel
coloca a Los Verdes ante una disyuntiva, al disputarles el monopolio del
certificado de calidad de la "política medioambiental", e imponerles un
debate de falsas alternativas entre energía nuclear y política
medioambiental.
Aquí, de hecho, se mezclan varios elementos. A decir verdad, la subida de
los precios de la gasolina beneficia al medio ambiente, pero amenaza con
llevar a una recesión colectiva. La explosión de los costes de la energía
hace disminuir el nivel de vida y genera riesgos de pobreza en el seno de la
sociedad. Debido a ello, la prioridad por la seguridad de la energía nuclear
se ve minada por la pregunta de durante cuánto tiempo podrá la mayoría de
los usuarios mantener su nivel de vida ante la continua subida de los
precios del gas, el petróleo y la electricidad. La canciller Angela Merkel
utiliza este argumento como palanca. Quienes, como Los Verdes, rechazan el
relanzamiento de la energía nuclear, pecan contra la política medioambiental
preventiva.
Pero quien ignora los riesgos residuales de la energía nuclear no es capaz
de comprender la dinámica política y cultural de la sociedad. Los críticos
más persistentes, convincentes y efectivos de la energía nuclear no son Los
Verdes, por importantes e imprescindibles que sean. El adversario más
influyente de la industria nuclear es la propia industria nuclear.
Aunque los políticos lograsen que se produjera esta transformación semántica
de energía nuclear a energía ecológica, y aunque los movimientos sociales
acabaran fragmentándose, pasaría lo siguiente: todo esto sería cuestionado
por el poder real del riesgo. Éste es constante, duradero, no interpretable
y también presente allí donde los manifestantes ya están agotados. Las
probabilidades de que se produzcan accidentes improbables crecen con la
cifra de plantas de energía "ecológico"-nuclear.
El riesgo no significa catástrofe. El riesgo significa anticipación de la
catástrofe. Tan sólo haría falta que se produjera un pequeño Chernóbil en
Europa para que la opinión pública, en cualquier parte del mundo, sospechara
de negligencia. Y para que los Gobiernos de la energía atómico-"ecológica"
se sentaran en el banquillo de acusados, al haber practicado, contra su
propia convicción, un juego frívolo con los intereses de la seguridad de la
población.
Las personas no pueden ver ni oír, ni probar ni oler los peligros de la
energía nuclear. ¿Qué pasará entonces dentro de la sociedad del riesgo
global con el ciudadano responsable? Ahí va un experimento mental para
ilustrarlo. ¿Qué ocurriría si la radiactividad produjera escozor? Los
realistas, también llamados cínicos, contestarían: se inventaría cualquier
cosa, por ejemplo un ungüento, para aliviar el escozor. He aquí un negocio
provechoso. Seguro que rápidamente recibiríamos explicaciones que
atribuirían el escozor a cualquier otra causa menos la radiactividad. Y, en
cualquier caso, se nos diría que el escozor no es perjudicial; es incómodo,
pero inofensivo. Podemos suponer que este tipo de explicaciones no tendrían
demasiadas probabilidades de sobrevivir cuando la gente se pasease
rascándose y con la piel irritada, y tanto en las sesiones de fotos de
modelos como en las reuniones de ejecutivos los participantes se rascaran
sin cesar. Entonces, la política y la sociedad se encontrarían ante una
situación del todo nueva en su relación con los grandes peligros modernos. Y
más tarde nos daríamos cuenta en términos culturales sobre qué estamos
discutiendo y debatiendo.
Ulrich Beck es sociólogo y profesor de la Universidad de Múnich y la London
School of Economics. Traducción de Martí Sampons.

segunda-feira, 14 de julho de 2008

A internacioanlização da ordem jurídica brasileira e o papel dos juízes

O jornal A Folha de São Paulo na sua edição de 13 de julho de 2008 traz importante matéria sobre a internacionalização da ordem jurídica brasileira e o papel dos juízes. Leia a matéria abaixo postada.


Para driblar legislação, empresas levam comércio internacional aos tribunais
IURI DANTASLEANDRA PERESDA SUCURSAL DE BRASÍLIA
Importações e exportações estão chegando aos tribunais. Empresas brasileiras que atuam no comércio exterior têm impetrado cada vez mais ações na Justiça Federal para, muitas vezes, conseguir driblar a legislação. Desde 2007, foram pelo menos 79 processos federais, nas contas do Ministério do Desenvolvimento.A ida às cortes preocupa o governo, porque normas implementadas em Brasília dariam segurança jurídica para investimentos, especialmente num setor sensível como exportação ou compras externas.Com o problema, o secretário de Comércio Exterior, Welber Barral, decidiu fazer seminários de esclarecimento para mostrar aos juízes "particularidades" do comércio exterior. Críticas semelhantes são feitas pelo governo sobre sentenças judiciais contrárias a julgamentos do Conselho Administrativo de Defesa Econômica.Pelo menos 22 processos federais prejudicam a atuação internacional do Brasil e foram alvo de críticas em recente vitória do país na OMC (Organização Mundial do Comércio). Essas ações se referem à importação de pneus usados, vedada por norma do Ministério do Meio Ambiente.O Itamaraty venceu um painel da OMC, obtendo a permissão para impedir a entrada de pneus remoldados da União Européia no mercado nacional. Mas a OMC afirmou que as liminares enfraquecem o argumento do governo e que é preciso eliminá-las. O Supremo Tribunal Federal vai decidir o tema em breve, mas juízes de diversos Estados continuam liberando as liminares.Outros casos apurados pela Folha indicam como as empresas lidam com normas confusas. A SMS Demag, por exemplo, passou anos importando insumos sem pagar imposto pelo mecanismo de drawback. Para ter direito a esse benefício, ela precisava comprovar que os insumos eram adquiridos fora por meio de concorrência internacional e que o produto final era produzido no Brasil com financiamento de bancos estatais ou do BNDES (Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social).Novo entendimento"Nesse tipo de negócio, é um mecanismo muito importante, são usados para projetos de grande porte, contratos de milhões de dólares. O mecanismo foi criado para dar igualdade de condições ao produtor nacional com quem importa", disse o gerente comercial da SMS Demag, Roberto Araújo.Em 2005, a Receita Federal modificou seu entendimento. A concorrência internacional deveria ser feita por órgão público, a fim de permitir a isenção do imposto de importação. A Secex acompanhou a Receita, suspendendo a permissão para a SMS Demag. A mudança também resultaria na cobrança dos impostos retroativos que não foram pagos.A empresa foi à Justiça, perdeu na 15ª Vara Federal do Distrito Federal e recorreu.No caso da Tangará S.A., a derrota foi do governo. A empresa tinha licença para importar 250 toneladas de leite em pó do Uruguai, mas seu fornecedor conseguiu entregar apenas 150 toneladas. A diferença exigia nova licença de importação, que poderia demorar meses."A medida foi uma forma encontrada pela empresa para acelerar os trâmites burocráticos que fariam com que a Tangará deixasse de receber a mercadoria a tempo de poder produzir e, finalmente, comercializar os seus produtos", informou por meio de nota.Para o presidente da AMB (Associação de Magistrados do Brasil), Mozart Valadares Pires, recorrer à Justiça é um direito de qualquer pessoa ou empresa que se julgue prejudicada por normas oficiais.Segundo ele, os seminários do governo ajudam a conhecer o comércio exterior, mas não interferem nas decisões.Para o vice-presidente da OAB (Ordem dos Advogados do Brasil), Vladimir Rossi Lourenço, entrar na Justiça contra o governo tem amparo na Constituição. "É o Poder Judiciário o eleito pela Constituição Federal como o único para evitar a perda de direitos.

quinta-feira, 10 de julho de 2008

Texto publicado na Tribuna da Imprensa

O "despreparo da PM" (1)

Luciane Soares da Silva

Não creio que a questão do "despreparo da PM" possa ser apontada como a única e mais importante causa do erro na abordagem realizada na Tijuca neste domingo. O principal mote das manchetes de muitos jornais da capital demonstra exatamente o contrário: a recorrência das ações policiais qualificadas pelo secretário de Segurança Pública como "desastrosas". Neste caso, o desastre, segundo ele, é do indivíduo, qualificado pelo governador do Estado do Rio de Janeiro como débil mental (uma categoria de todo equivocada pois apela para uma desqualificação do uso das capacidades racionais de um indivíduo, o que não é o caso).

Entre os anos de 2000 e 2003, um número expressivo de professores e alunos de pós-graduação dos cursos de ciências sociais, história, filosofia e educação da Universidade Federal do Rio Grande do Sul, participou de um projeto que visava a formar e atualizar servidores públicos dentro de uma ordem democrática que englobasse disciplinas como "sociologia da violência e da criminalidade", "Estado e segurança pública, "direitos humanos" entre outras já dentro do modelo de integração dos órgãos policiais. O total de participantes foi de aproximadamente 28,5 mil servidores.

Este projeto possibilitou uma imersão de três anos no universo policial (inclusive com aprendizagem pelos professores e de técnicas de tiro, algemação, vistoria em veículos suspeitos, entre outras técnicas que pretendiam mostrar aos acadêmicos, o que era o '"verdadeiro trabalho policial") e portanto, foi estabelecido um diálogo intenso e tenso com os agentes de segurança pública, não só na capital, Porto Alegre, mas também em cidades do interior, como Passo Fundo, Santa Maria, São Borja, com suas culturas policiais específicas da campanha, de fronteira, de litoral.

Participei de várias edições deste curso com uma equipe de 20 professores e professoras que foram a mais de 20 cidades gaúchas discutindo conceitos sobre crime, violência e Estado democrático de direito, bem como uma discussão sobre direitos humanos que era de todo "indigesta" para os policiais. Nos cursos de atualização tínhamos em média 20 policiais, sendo 12 militares, 6 civis e 2 agentes penitenciários.

Gostaria de apresentar algumas evidências, mesmo sem esquecer que tanto as corporações são distintas entre si (em todo o Brasil) como as duas sociedades (a carioca e a gaúcha) apresentam um quadro diferente em números e modalidades de crime e quanto à cultura organizacional das instituições policiais..

Em primeiro lugar, nos cursos de formação que tinham em sala de aula uma média de 40 alunos entre homens e mulheres, era possível concluir que mais de 50% vinham de outros trabalhos (desde professores de educação física até ex-gerentes de lojas que haviam fechado). Com idades entre 20 e 35 anos, afirmavam que a escolha se justificava pela "estabilidade do serviço público". Creio que no Rio de Janeiro, uma das variações poderia ser "estabilidade em um emprego público em um Estado sem crescimento nos postos de emprego formal".

Em segundo lugar aparecia uma possibilidade de "ficar interno à instituição", ou seja, não ir para o enfrentamento. Creio que no Rio, estar nas ruas possibilita, em alguns casos, outras formas de ganho além da salarial. E quanto a isto, diante do valor pago pelo Estado no Brasil aos seus servidores públicos (o que um professor estadual recebe no Rio de Janeiro é imoral) não há como interpretar esta realidade acusando apenas o policial de corrupto.

Nos cursos de atualização, quando os policiais tinham aulas de tiro e padronização de operações, aconteciam dois fenômenos interessantes: em primeiro lugar uma catarse sobre aqueles que pensavam ser "os representantes (na época) do governo Olívio". Reclamações sobre salário, mas ainda mais forte, a expressão de um sentimento de abandono por parte do Estado. As aulas de sociologia e ofício de polícia duravam dois dias. A resistência à discussão sobre direitos humanos era total. Pois, segundo eles, a prática não poderia esperar a "teoria".

Na linha de tiro, estressados pelo cotidiano e inseguros apelavam para o uso da arma de fogo. Nos dois últimos dias de curso, praticavam a atualização deste uso e isto sim era valorizado por eles, pois a aplicação seria imediata. Ou seja, o que os policiais desejavam era mais técnica, melhores salários e uma polícia que não fosse "política", já que identificavam aquele governo como político por ter implementado uma discussão sobre direitos humanos, além de um investimento na formação destes agentes. Esta política pública de segurança foi pioneira no Brasil, já que o governo anterior de Antônio Britto, primava pela compra de viaturas, algemas, armas e tinha como secretário um "homem de dentro" que, como delegado, saía em diligências algumas vezes.

Uma brincadeira comum em sala de aula: zombavam de uma concepção de abordagem que levasse em conta os direitos humanos dizendo "cidadão, por favor, saia do carro com as mãos para cima". Achavam que este era o tempo que propiciava um revide dos "bandidos". O problema é que os policiais não acreditavam que um Estado, democrático, de direito pudesse fazer o que eles faziam: julgar e executar a sentença. Já que em sua visão a Justiça é lenta e defende o "vagabundo".

Neste caso, o "vagabundo" é geralmente pobre, preto. Quando muitos cidadãos na sociedade do Rio de Janeiro e a mídia acreditam que a ação no Morro do Alemão é um "mal necessário", como disse Lúcia Hipólito, com a concordância de toda a mesa do programa global de Jô Soares, talvez esta fosse a idéia implícita, para que fiquemos seguros, alguns morrerão. Ou, "há um tipo de gente que pode ser alvo desta política". Historicamente isto nunca mudou como paradigma da seletividade dos agentes de segurança pública. A questão é que esta política é usual. Mas está comprovado que saiu do perímetro no qual sempre atuou: a favela.

Disponível em: http://www.tribuna.inf.br/coluna.asp?coluna=opiniao

Luciane Soares da Silva é doutoranda em Sociologia pela UFRJ

terça-feira, 1 de julho de 2008

Habermas e o temor do povo

Leiam o texto abaixo de autoria de Habermas publicado no Caderno Mais do jornal A Folha de São Paulo de 29 de junho de 2008 no qual o pensador alemão mostra as dificuldades para ratificar o Tratado de Lisboa, negociado após o fracasso do projeto da Constituição européia.



Europa com medo do povo
O FILÓSOFO JÜRGEN HABERMAS DIZ QUE A ÚNICA SOLUÇÃO PARA O CONTINENTE É O
RECONHECIMENTO DAS DIFERENÇAS NACIONAIS
JÜRGEN HABERMAS
Os agricultores se irritam com os preços em queda no mercado mundial e com as regras
impostas por Bruxelas [onde fica a sede da União Européia].Os que estão "por baixo"
se irritam com a distância crescente entre ricos e pobres num país onde vizinhos
viviam em pé de igualdade. Os cidadãos desprezam seus próprios políticos, que
prometem muito, mas perderam toda perspectiva e capacidade de ação.Para completar,
um referendo sobre um tratado que, de tão complicado, não há quem o entenda. A
entrada da Irlanda na UE foi proveitosa para o país.Sendo assim, por que mudar as
regras? Afinal de contas, a transferência de poderes para as instituições européias
não tiraria força do voto democrático, que só se faz ouvir no âmbito dos Estados
nacionais?Os cidadãos farejam o paternalismo que se insinua e que quer apenas que
ratifiquem decisões em que não tiveram voz.Agora o governo decidiu só repetir o
referendo quando tiver certeza da aclamação. Os irlandeses -esse pequeno povo de
resistentes- foram os únicos em toda a vasta Europa que puderam dar sua opinião.De
um golpe, conseguiram deter a marcha da locomotiva inteira -e todas as rodas
pararam. Não querem ser conduzidos às urnas como gado eleitoral. Com exceção de três
parlamentares contrários ao tratado, toda a classe política se opunha ao "não".Assim
fazendo, de certo modo puseram todo o sistema político em jogo. Donde a enorme
tentação de passar um memorando a toda política assim concebida e praticada.Sobre os
motivos do "não" irlandês só é possível especular.As reações "oficiais" foram
unívocas. Os governos, acuados, não querem parecer desnorteados com o resultado,
tentam se comportar "profissionalmente" para procurar uma solução "técnica" -no
frigir dos ovos, uma repetição do plebiscito irlandês, isto é, uma demonstração de
cinismo por trás do respeito puramente verbal à decisão dos votantes, com o que se
levaria água para o moinho de quem já se pergunta se as formas semi-autoritárias das
democracias de fachada não seriam mais convenientes.O Tratado de Lisboa deveria dar
seqüência às reformas que a "cúpula" de Nice -anterior à expansão da UE de 15 para
27 membros- esboçara sem conseguir realizar. Nesse meio tempo, a expansão para o
leste, com a conseqüente melhoria dos indicadores mais crassos de bem-estar e a
intensificação dos conflitos de interesse, tornou necessário um novo esforço de
integração.Os fóruns europeus não têm como lidar à moda antiga com os novos
conflitos e tensões.Diante do fracasso da Constituição Européia, o Tratado de Lisboa
não foi mais do que uma solução de emergência, burocraticamente concebida, a ser
imposta sem mais aquela às populações européias.Com esse ato de força, os governos
queriam mostrar, sem o menor constrangimento, que são eles a decidir pelo destino da
Europa -exceção feita ao referendo previsto na Constituição irlandesa.O próprio
Tratado de Lisboa fora, no melhor dos casos, uma resposta lenta ao choque anterior,
quando o processo de ratificação da Constituição emperrara na França e nos Países
Baixos, antes mesmo de chegar a seu fracasso anunciado no Reino Unido.Desta vez, o
constrangimento é ainda maior. Terá chegado a hora de indagar se a unificação
européia, caso queira seguir adiante, terá que optar por caminhos políticos mais
próximos dos cidadãos? Até Nice, esse processo foi conduzido como projeto de uma
elite liberal.Desde então, os sucessos econômicos foram percebidos mais e mais como
parte de um jogo de soma zero, à medida que surgiam massas de desfavorecidos em
todas as sociedades européias.Temores sociais bem fundamentados e reflexos de medo
irrefletido podem explicar a instabilidade da opinião pública. Mas não há como não
levar a sério os problemas em aberto, sobre os quais os partidos políticos podem
agir, contanto que se esforcem por oferecer perspectivas convincentes.Os referendos
fracassados são sinal de que, graças a seus próprios êxitos, a unificação européia
chegou a limites que só serão transpostos quando as elites pró-européias deixarem de
contornar o princípio representativo e perderem seu temor ao povo.Chegou a um nível
crítico o divórcio entre as instâncias de decisão política estabelecidas por
Bruxelas e Estrasburgo, de um lado, e os canais de participação democrática
remanescentes nos Estados nacionais, de outro.Isso é ainda mais grave na medida em
que as competências do Estado europeu e dos Estados nacionais foram muito
desigualmente divididas.Os efeitos sociopolíticos e culturais das instituições de
mercado instauradas em toda a Europa explodem no âmbito dos Estados nacionais, aos
quais não restou nenhuma influência sobre a origem desses "custos externos".Nessas
condições, a política só pode vir a recobrar competências antigas se conduzida em
nível europeu; só assim a visão empalidecida de uma "Europa social" poderia voltar a
uma arena política decisiva -e só assim os partidos social-democratas, hoje
desfigurados, poderiam formular visões dignas de crédito.A convivência no espaço
europeu não deveria ser concebida sobre bases que excluíssem, de saída e por
princípio, qualquer alternativa ao liberalismo de mercado. Mesmo porque as questões
da harmonização cuidadosa das políticas fiscais e econômicas e da padronização
paulatina dos sistemas de seguridade social no interior da UE tocam no conflito em
torno da "expansão" ou do "aprofundamento" que há anos vem assolando a UE.O silêncio
dos governos sobre o futuro da Europa encobre o conflito de objetivos que vem
roubando perspectiva e energia à União.A Europa quer ser um ator capaz de decisão no
terreno interno e externo ou nos daremos por satisfeitos com o apelo civilizatório
que o projeto de expansão crescente exerce sobre os países ingressantes? O preço do
projeto de expansão difusa se faz notar na falta de força política diante de uma
sociedade mundial em conflito desde 2001.Basta pensar na triste imagem dos nossos
"príncipes" Brown, Sarkozy e Merkel [líderes, respectivamente, de Reino Unido,
França e Alemanha], que fazem questão de entrar sozinhos na antecâmara de Bush: é a
Europa despedindo-se do palco mundial.Os problemas da mudança climática, da
desigualdade de renda, de uma ordem econômica estável, dos direitos humanos, das
fontes não-renováveis de energia -todos esses problemas dizem respeito igualmente a
todos nós.E, no mesmo momento em que todos dependem mais estreitamente de todos,
assistimos à expansão dos arsenais atômicos e bioquímicos e à escalada dos
potenciais de violência. Uma Europa capaz de ação não deveria, em seu própria
interesse, fazer valer seu peso no esforço de pacificação humanitária e política da
comunidade internacional?Mas o fato é que a UE não tem peso político à altura de seu
peso econômico -e não o terá enquanto os governos discordarem sobre os objetivos da
unificação européia.Nesse ponto, é importante ter clareza quanto às
responsabilidades: são os governos que não sabem o que fazer que eternizam o status
quo melancólico. É natural que o conflito de objetivos ganhe virulência por obra de
diferenças profundas, com raízes históricas -o que, de resto, não constitui
fundamento para a crítica a este ou aquele país.Mas, após o alerta irlandês, temos o
direito de esperar duas coisas de nossos governos: devem reconhecer que gastaram
todo seu latim e devem parar de escamotear seu dissenso.Afinal de contas, não têm
escolha senão deixar que a própria população decida.Isso significa que os partidos
políticos terão que arregaçar as mangas para que a questão da Europa volte a ser o
tema crucial que de fato é: uma Europa cindida por disputas nacionais será capaz de
se tornar um sujeito capaz de ação política interior e exterior?Fala-se agora em
salvar o Tratado de Lisboa oferecendo-se aos irlandeses a possibilidade de uma saída
parcial da UE.A proposta ao menos leva a sério a decisão dos eleitores irlandeses,
que podem até se surpreender, uma vez que não queriam chegar a tanto.Mas a mera
ponderação dessa possibilidade já é um avanço na direção correta: um tratado de
cooperação pelo qual os países-membros pudessem colaborar em algumas instâncias, e
não em outras, talvez constituísse uma saída para o embaraço geral que se instalou.A
Europa foi longe com seu comboio em que o vagão mais lento determina o ritmo dos
outros. Mas agora é hora de mudar. A própria proposta de eleições diretas para a
presidência da UE vai bem além do hesitante Tratado de Lisboa.O Conselho Europeu
deveria saltar além da própria sombra e propor que as próximas eleições européias
fossem também um referendo formulado em termos claros. Com isso, os cidadãos
poderiam se pronunciar em todos os países da UE, no mesmo dia e sobre a mesma
pauta.O erro mais óbvio de todos os referendos até agora consistiu em conduzi-los em
âmbito meramente nacional, e não pan-europeu.Com muito empenho e alguma sorte,
poderia sair daí uma união dos dois tempos, à medida que os países em que o
referendo for vitorioso desenvolvam uma cooperação mais estreita no domínio das
políticas econômica, exterior, de segurança e de seguridade social.Postos diante de
uma encruzilhada, também os países ingressantes do sul e do leste teriam que se
perguntar a sério sobre qual o melhor caminho para seus interesses.Ao mesmo tempo,
um núcleo europeu capaz de ação e êxito provavelmente voltaria a atrair a atenção de
países membros hoje céticos. Finalmente, é possível que, por complicada que seja, a
diferenciação interna torne mais fácil a difícil tarefa da expansão da União
Européia.

JÜRGEN HABERMAS (1929) é filósofo alemão, autor de "Consciência Moral e Agir
Comunicativo" (Tempo Brasileiro). Este texto saiu originalmente no jornal
"Süddeutsche Zeitung". Tradução de Samuel Titan Jr